Neurosexismo

En nuestra sociedad, hemos enfrentado diversas manifestaciones de sexismo, desde cómo debemos expresarnos o vestirnos, hasta la asignación de habilidades y roles basados únicamente en el género. Durante mucho tiempo, creí que no se trataba solo de un estereotipo social, sino de una creencia impuesta: que el cerebro femenino es fisiológicamente diferente al masculino. Por una mínima diferencia de peso en gramos, se nos hizo creer que esta característica alteraba las conexiones cerebrales, dando origen al antiguo mito del “cerebro femenino y cerebro masculino”.

De manera similar, otros órganos también presentan diferencias entre géneros, pero eso no implica que un hombre tenga mejor capacidad pulmonar que una mujer. A menudo escuché frases como: “El cerebro del hombre es más grande”, “el cerebro de la mujer está diseñado para las labores domésticas” o “los hombres son mejores en ciencias”. Estas afirmaciones, repetidas sin fundamento, perpetúan prejuicios arraigados.

En los siglos XVII y XIX, era común aceptar que las mujeres eran inferiores desde los puntos de vista social, intelectual y emocional. En los siglos XIX y XX, esta narrativa evolucionó hacia un énfasis en las funciones supuestamente “naturales” de las mujeres como cuidadoras, madres y compañeras de los hombres (Rippon, 2020).

Aunque las investigaciones científicas no niegan la existencia de diferencias, estas son mucho menos numerosas de lo que suele difundirse. Muchas de ellas resultan ser falsos positivos. Metaanálisis y macroestudios han confirmado que las diferencias son mínimas en comparación con las similitudes entre hombres y mujeres. Sin embargo, estas similitudes reciben mucho menos atención científica y mediática, lo que refuerza la falsa percepción de que somos esencialmente distintos (David et al., 2018; Fine, 2013; Marwha et al., 2017; Ritchie et al., 2018; Sanchis-Segura et al., 2019, 2020, citados por Sanchis, 2020).

Gracias a los avances en neurociencia del siglo XXI, se ha establecido que ni el peso ni el tamaño del cerebro tienen relación con la inteligencia. En palabras de Rippon (2020): “Los cerebros reflejan las vidas que han vivido, no solo el sexo de sus dueños” (p. 18).

Para concluir, y desde mi perspectiva personal, aunque las investigaciones científicas puedan presentar contradicciones, dejan claro que los estereotipos de género no derivan de diferencias cognitivas, sino de un constructo social.

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Bibliografía

Rippon, G. (2020). El género y nuestros cerebros. . Barcelona, Spain: Galaxia Gutenberg. https://www.galaxiagutenberg.com/wp-content/uploads/2020/03/El-genero-del-cerebro_web.pdf

Sanchis Segura, C. (2020). Cerebros masculinos y femeninos. ¿Mito o realidad? Revista de difusión de la Investigación, Vol. 4, Nº. 107, 14-22.  https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7698421

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